Los chilenos han castigado a los partidos políticos tradicionales y han elegido a ciudadanos independientes para impulsar un proceso de cambio. Serán los encargados de la redacción de una nueva Constitución. En las elecciones constituyentes de este fin de semana se les otorgan casi un tercio de los 155 escaños de la convención.
Los independientes defienden varias sensibilidades como el feminismo al medio ambiente, la educación, la justicia social o la salud. Es la primera vez en la historia del país en la que se ha permitido postular a unas elecciones a personas ajenas a los partidos políticos tradicionales.
Paridad entre hombres y mujeres
Con 98,3% de los votos escrutados, los independientes logran casi un tercio de los puestos (48 escaños). Unas elecciones en las que los partidos políticos tradicionales obtienen una representación muy inferior a la esperada.
La suma de los independientes con las dos grandes listas de la oposición (Apruebo Dignidad, con 28 escaños, y Lista del Apruebo, con 25) supera los dos tercios de los 155 escaños de la Convención. Esta contará con 17 cupos reservados para los pueblos indígenas y tendrá paridad entre hombres y mujeres, algo inédito en el mundo.
Con ese conteo, la candidatura de la derecha oficialista, respaldada por el presidente Sebastián Piñera «Vamos por Chile» se queda con 37 escaños, lejos de los 52 (un tercio) necesarios para influir en el contenido de la nueva Carta Magna y vetar artículos.
Castigo a la derecha gobernante
El resultado de la votación se interpreta como un castigo a la derecha gobernante y a los partidos políticos tradicionales.
El presidente Piñera afirmó que “ni el Gobierno ni los partidos tradicionales están sintonizando adecuadamente con las demandas y anhelos de la ciudadanía”. Y ha añadido: “Estamos siendo interpelados por nuevas expresiones y liderazgos. Es nuestro deber escuchar con humildad y atención el mensaje de la gente”,
“El sistema político se está reconfigurando”, dijo a la agencia AFP Mireya Dávila, del Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile. “La fuerza electoral de los independientes es mucho mayor de lo que se pensaba y esto confirma que la ciudadanía está harta de los partidos tradicionales”.
Un cambio de Constitución
El cambio de Constitución fue una de las principales demandas durante las protestas de octubre de 2019 en Chile. La actual, de 1980, es herencia de la dictadura militar de Pinochet y consolidaba un papel residual del Estado en la provisión de servicios básicos. Vesicante se asentaba en el neoliberalismo de Reagan y Thatcher, apoyos fundamentales de la dictadura y después de la caía del Pinochet.
Chile con la renta per cápita más alta de América Latina es uno de los países más desiguales entre las economías avanzadas. Esta desigualdad fue uno de los principales impulsores de las protestas. El cambio a la Constitución se mostraba como la única salida para reformar un sistema que “había terminado por convertir a Chile en una empresa privada”.
En octubre de 2020 los chilenos aprobaron por una abrumadora mayoría (casi el 80%) cambiar esta Constitución.