Ser cada día una versión mejor de uno mismo. Trabajar por identificar los puntos fuertes y fomentarlos. Convertirse en una persona que evoluciona de una manera progresiva, sin mirar atrás.
Estos son los objetivos para mejorar mi desarrollo personal que muchas personas siguen en su día a día con varios propósitos: sentirse bien, ser alguien agradable para los demás y conseguir proyectos a medio, corto y largo plazo tanto en la vida privada como en el ámbito profesional.
Qué es el desarrollo personal
Para comenzar este camino, lo primero es tener una voluntad de cambio. El desarrollo personal implica un trabajo que, si bien es agradable y fácil de asumir, requiere de compromiso y constancia. Una vez que esto se tiene claro, lo segundo que hay que hacer es entender perfectamente en qué consiste el desarrollo personal.
De una manera muy clara y resumida, se podría decir que se trata de un sistema de aprendizaje emocional personalizado. Cada individuo debe decidir en qué área quiere crecer y mejorar con el objetivo de alcanzar un bienestar mental y encontrar la armonía y el equilibrio en el día a día.
En otras palabras: el desarrollo personal busca obtener una paz mental, un estatus de control emocional total en el que asumir los problemas cotidianos, una enfermedad o cualquier otro inconveniente que pueda surgir sea algo asumible. Y que los pequeños problemas e incertidumbres a las que nos vemos sometidos no se conviertan en unas grandes preocupaciones que acaben por ensombrecerlo todo.
Objetivos de desarrollo personal
En general, los objetivos de desarrollo personal pueden dividirse en cinco: los intelectuales, los financieros, los sanitarios, los sociales y los espirituales.
Objetivos intelectuales
Formarse para ser mejor en el trabajo, aprender esa disciplina que siempre te ha llamado la atención, pero con la que nunca te has atrevido, finalizar los estudios superiores… Son muchos los escenarios intelectuales que pueden convertirse en un reto para muchos individuos.
Objetivos financieros
Lanzarse a emprender, descubrir cómo engrandecer el patrimonio, obtener un ascenso que mejore las condiciones salariales… Muchas personas asocian una mejor vida a una estabilidad económica más interesante. En ese sentido, objetivos intelectuales y financieros suelen estar, en una gran parte de los casos, muy asociados.
Objetivos sanitarios
Aquí se tiene en cuenta tanto la salud física como, sobre todo, la mental. Llevar a cabo una terapia para superar ciertos problemas psicológicos, iniciar una práctica deportiva para fortalecer la musculatura, marcarse un objetivo saludable para bajar de peso. Cualquier pequeño éxito en alguno de estos escenarios va a ser muy positivo para la autoestima de la persona que se ponga a ello.
Objetivos sociales
Abrirse a un grupo nuevo de gente, comenzar a salir con más amigos o mejorar la relación con los padres. De nuevo, objetivos de salud mental y objetivos sociales se entrelazan en este caso. Además, es interesante señalar que muchas de las personas que se plantean un proyecto de desarrollo personal se marcan los objetivos sociales como prioridad indiscutible.
Objetivos espirituales
Los objetivos espirituales no tienen que estar directamente relacionados con ninguna religión. Por ejemplo, bastante gente desea conocer las ventajas y desventajas de la meditación para aplicarla a su día a día; otras se comprometen a practicar la gratitud hacia todo lo que les ofrece la vida y hay quienes buscan conectar con la naturaleza de un modo más directo.
Sea como sea, trabajar en una o varias de estas esferas de crecimiento personal es una opción más que interesante para dar pasos hacia la creación de una personalidad más fuerte, equilibrada y agradecida con la vida. Simplemente, pensar sobre ello y plantearse iniciar este recorrido ya es dar un paso hacia una mejor versión.
