Las deudas financieras traen consigo un cúmulo de responsabilidades adquiridas que bien pesan no sólo sobre el bolsillo o billetera, además, inciden de manera directa en el malestar de la carga emocional, físico y de salud.
Aunque existan mecanismos de amparo legales establecidos como la ley segunda oportunidad, no deja de representar un impacto a la salud psico emocional al contrayente de la deuda, extensible a su grupo familiar directo.
Veranos a continuación qué tipo de problemas de salud se notan en las personas que han incurrido en compromisos de deudas. Bienvenidos (as).
Vinculación de los problemas económicos y su incidencia en la salud
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha contemplado que “la salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”
Este planteamiento alude a un número de variables inherentes a la reacción humana ante cualquier estímulo externo, en este caso, nos referimos a las deudas.
Ahora bien, ¿qué pasa cuando se asume un compromiso financiero impagable? De manera inmediata se activan las alarmas de cortisol; de esta forma, se disparan una cantidad de sustancias que inciden directamente en las células, condicionando nuestro procesamiento orgánico, emocional y actitudinal.
De esta manera, cualquiera sea la causa de alteración biológica y emocional, estará ligada a un fenómeno externo (no manejado).
Afortunadamente, las vidas modernas (al llevar consigo cambios abruptos en las realidades humanas), avanza en paliativos alternativos para aminorar los síntomas de stress.
Enfermedades a consecuencia de las deudas económicas
Cada organismo, reacciona de manera diferente; cada estímulo que este recibe, va a depender de la intensidad, actitud y resistencia emocional y hasta espiritual para enfrentarlo.
Ahora bien, hablar de enfermedades podría seguro ser una lista interminable, pero, en este caso, hemos de enfocarnos en tres enfermedades que de manera generalizada han afectado históricamente a la humanidad.
Conozca algunas de ellas:
- Estrés crónico
Cuando se ha sobrepasado la breca de atención y dominio de las manifestaciones físicas y emocionales que produce el distrés y eustrés, se manifiesta las primeras señales del estrés crónico.
Este nivel de manejo inadecuado de la tensión (por factores externos), va a repercutir de forma directa en la alteración de nuestros hábitos y conductas habituales, por ejemplo: alteración del sueño (insomnio), ansiedad, pánico, debilidad en el sistema inmunológico y con ello, una serie de consecuencias más.
- Alteración de la presión sanguínea
Ante cualquier estímulo o ataque a las células, el sistema inmunológico se deprime, hasta el punto de reducir el paso de la circulación esto, hace que los vasos sanguíneos se esfuercen en dilatarse, a fin de realizar la debida trasportación del fluido vital para el organismo.
En muchas personas se manifiesta como tensión arterial alta o baja de acuerdo a las características y condiciones propias de cada organismo.
- Dolores articulares y músculo-esqueléticos
El denominado triángulo del estrés o trapecio, es el área que en sentido generalizado se ve afectado, por ejemplo, se comprime en omoplato, la reacción de tensión automática de los brazos y antebrazos.
La espalda alta y baja se notan con mayor dolencia e insostenibilidad corporal y postura erguida del cuerpo, en fin, un sin números de reacciones y síntomas tanto físico como de reacción natural que denotan a simple vista la complejidad de la tensión acumulada por las deudas contraídas.
Conclusión
Los compromisos y exigencias de la rapidez de los procesos de ventas, respuesta, y construcción de cada espacio de la vida, llevan consigo un cúmulo de tensión que, irrumpen con la conformación y/o constitución humana.
¿En dónde queda la paz y la tranquilidad como únicas fortalezas para hacer frente de las crisis? Definitivamente, allí está la respuesta a tantas enfermedades.
