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Carta abierta al Presidente del Gobierno

Francisco J. Gordo
Francisco J. Gordo
Profesor de guitarra clásica, concertista, más de diez años de experiencia docente, escritor y Concejal de San Bartolomé de Pinares (Ávila). Cosecha del 96.
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análisis

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Señor Sánchez, por deferencia a la representación que ejerce del pueblo español, y por haber prometido mi humilde cargo de Concejal bajo la asimilación a la estructura estatal, le debo el respeto correspondiente.

Sin embargo, a la luz de los últimos acontecimientos acaecidos en Ucrania con respecto a la guerra en el este con Rusia, España ha tomado una serie de decisiones que a sus representados les deja mucho que desear.

Quizás el problema sea justo ese, las decisiones que repercuten en nuestro país sin haber sido directamente tomadas por el conjunto de sus representantes en las Cámaras de representación correspondientes.

La arbitrariedad de sus decisiones en función del sol que más calienta o de la influencia de quién le asesore desde más arriba, nos repercute y condiciona en nuestro día a día. Esto no se trata de que consiga más votos a la desesperada metiéndonos en una guerra que nadie ha pedido. Olvídese de los votos, que parece que está muy empeñado en gustar. Esto es mucho más grave y nos afecta diariamente a todos.

La guerra de Ucrania es un tema complejo. Desde mi pequeño y recóndito rincón de representación, he tenido que lidiar sobre lo que desde arriba se ha decidido a razón de lo que diga la OTAN, que a fin de cuentas es lo que diga EEUU.

En los municipios grandes y pequeños se están distribuyendo las familias llegadas desde Ucrania, por lo que también nosotros tenemos que tomar decisiones en función de las suyas y todo afecta al ciudadano medio. Que es en definitiva el que está pagando los platos rotos.

Esto significa que la dejadez de este Gobierno de la Nación está permitiendo que EEUU en primera instancia y la OTAN como guinda del pastel, nos reste soberanía propia. Decidiendo todo por ustedes, a quienes han votado los ciudadanos de cada municipio de este país.

Tales decisiones afectan a mis convecinos a quienes modestamente represento. Estamos hablando de aspectos tan rutinarios como los precios del carburante o de los productos básicos. Por no hablar de la inflación. La pobreza a la que nos está empujando por no tomar la iniciativa de las medidas estatales, nos obliga a los demás a tomar una serie de medidas al respecto, para prevenir las consecuencias de lo que promete repercutir en un mayor impacto negativo a nivel económico en la vida de los vecinos de mi municipio y de todos los municipios.

Es por ello que, si desde arriba nadie le está parando los pies en esta debacle, sino que le están alentando a continuar hacia una presumible Tercera Guerra Mundial en la que nos va a involucrar a todos; pues de alguna forma habrá que parar esto. Así que si no es desde arriba, tendrá que ser desde abajo. Como Concejal, y en virtud de la representación de mis estimados vecinos, le desautorizo en las siguientes decisiones que está tomando en nombre de todos pese a no tenernos en cuenta (como si se tratara de Carlos III, “todo para el pueblo, pero sin el pueblo”…aunque en este caso, lo que le da al pueblo es más pobreza con sus indecisiones).

Desautorizo el envío de armamento por parte de España a la zona de combate. Ya que esto tan sólo lleva a persistir en el conflicto y por consiguiente en el número de muertes. Más aún cuando las armas son repartidas a la población, que es obligada a combatir. Y también, acaba este armamento (pagado por nuestro erario público), en manos de grupos neonazis que hacen un mal uso de estas armas (como si se pudiese hacer un buen uso). Puesto que suponen una grave amenaza para la población civil de la zona. Es decir, los propios ucranianos, asesinan civiles desarmados (también ucranianos) con armas españolas, pagadas por todos nosotros.

Por medios alternativos podemos llegar a ver las atrocidades que están haciendo los soldados ucranianos a su propio pueblo. Como atarles a los postes o a los árboles, desnudarles y azotarles públicamente para mayor escarnio. Dejándoles a su suerte atados y envueltos en posición vertical para que se les coagule la sangre y sufran hasta el límite.

Pero también, cualquier vecino puede encontrar en redes (lo publican los propios ucranianios que lo perpetran) cómo vejan, rapan o queman el pelo, patean y asesinan ante las cámaras, no sin antes haciendo lo indecible gracias a las armas españolas.

Llevan casi una década haciendo lo mismo bajo su silencio, al menos ahora que no se haga en nuestro nombre.

Desautorizo la censura que se está cebando desde Europa hacia los medios rusos. Ya que se está creando un pensamiento único a través de los medios de propaganda bélica.

Creando un caldo de cultivo que sólo nos lleva a la aceptación de una masacre a nivel europeo y sin precedentes. Nos toman como si fuésemos un rebaño sin capacidad crítica para poder ver ambas versiones del conflicto y tomar una visión propia al respecto. Es tan sólo una falta de respeto a nuestra población.

EEUU se está aprovechando de nuestra posición para utilizarnos de parapeto. Ya lo dijo ante la Presidenta de la UE: “Cortar el gas ruso dañará a Europa, pero es un precio que estoy dispuesto a pagar”-expuso el Presidente de EEUU, Joe Biden. Sobreentendiéndose que efectivamente somos una mera colonia más del imperialismo estadounidense. La Guerra Fría tan sólo se ha sofisticado mientras seguíamos con nuestras alienadas vidas pensando que estábamos en paz. La paz tan sólo es el desconocimiento del pueblo ante los designios de los gobiernos.

No sólo está poniendo a España en el punto de mira ruso cada vez que la OTAN utiliza los puestos de inteligencia ubicados en nuestro territorio para servir a Ucrania, sino que nos ha metido en el ojo del huracán de una guerra de intereses puramente económicos. Una guerra económica cuyas bajas están entre nuestros vecinos, nuestros allegados y nosotros mismos. La clase trabajadora siempre paga con su sudor o con su sangre.

Cualquier movimiento que hagan en nuestro nombre, nos resta soberanía como nación. Ahora sólo somos un peón más en este tablero al que nunca debimos pertenecer.

De la misma forma que como cargo público me debo a mis representados, Ud. como Presidente de la Nación, se debe a todos los habitantes de la misma. Por lo que si desde arriba le ordenan seguir adelante con esta guerra, cuya integridad de nuestros habitantes ponen en riesgo bajo su constante sumisión; al menos, contará y quedará patente con mi humilde desautorización en nombre de mis respetables representados.

Si la intromisión de España en esta guerra no se frena desde arriba, debe frenarse desde abajo.

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