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El PP deja fuera de la comisión del Senado a sus altos cargos que también aparecen en el sumario del caso Koldo

En el informe de la Guardia Civil sobre las escuchas a los implicados salen a relucir supuestas gestiones del asesor de Ábalos con Miguel Tellado, Jacobo Pombo y un misterioso "Alberto", entre otros políticos populares

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análisis

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La comisión del caso Koldo es el último circo del Senado montado por el PP. La derecha se ha atrincherado en la Cámara Alta, convirtiéndola en su último búnker antisanchista, y desde allí pretende gobernar España. En el fondo, estamos ante el complejo del mal perdedor. Los populares no asumen la derrota electoral (aunque les duela, eso es lo que fue el 23J) y se han propuesto ejercer la mitad del poder que, según ellos, les corresponde por derecho propio.

De esta manera, si no pueden legislar desde el Congreso de los Diputados, porque no les dan los escaños, intentan hacerlo desde el Senado, desvirtuando la Constitución; si no pueden poseer la Moncloa, torpedean las leyes estatales desde las autonomías que sí controlan (la última insumisión, la derogación inconstitucional y por la puerta de atrás de la memoria histórica); y si se ven incapaces de instaurar el modelo de Poder Judicial que a ellos les gusta, bloquean la Justicia y a otra cosa. El PP, convencido de que ganaron ellos cuando no fue así y renunciando a ejercitar una oposición sensata, se ha propuesto desempeñar el papel de Gobierno en la sombra, una especie de golpe de Estado blando consentido y aceptado por el sistema. Esto no es democracia, ni la democracia se pensó para esto, pero es lo que hay.

La última performance la están montando en el Senado a cuenta del caso Koldo. En un principio, no habría nada que objetar a que un grupo político abra una comisión de investigación para poner luz y taquígrafos y llegar al fondo de la verdad de todo este turbio asunto de cobro de comisiones y mordidas por la compraventa de mascarillas de bazar de todo a cien en lo peor de la pandemia. Están en su legítimo derecho a hacerlo, la ley les ampara y nadie en su sano juicio debería oponerse a que la ciudadanía sepa lo que ocurrió. Si una tropa de presuntos golfos apandadores organizó una trama alrededor del Gobierno para pillar cacho y enriquecerse mientras cientos de personas morían por el coronavirus, tenemos que saberlo. El problema es que al PP no parece moverle la razón última de Estado, ni la búsqueda de la verdad, sino el fangoso espectáculo de la crispación, el ruido mediático y los objetivos electoralistas.

A estas alturas del sumario, el juez Ismael Moreno ha reunido suficientes indicios como para pensar que la gente de Koldo García (asesor del exministro José Luis Ábalos y su clan) organizó un complejo entramado para que los contratos de las famosas mascarillas fueran a parar siempre a Soluciones de Gestión, la supuesta tapadera con la que los comisionistas canalizaban las millonarias mordidas. Sin embargo, hay otras ramificaciones del caso que no conducen solo a Ferraz, sino también a Génova 13, sede del Partido Popular. Basta con leer la última serie de entregas y artículos publicados por Diario16 para sospechar que aquí no estamos solo ante un lodazal del partido socialista, sino que el escándalo salpica también al otro pilar del bipartidismo. Así, el 6 de abril publicamos el siguiente titular: Jacobo Pombo, el hombre de Nuevas Generaciones que conecta al PP con el caso Koldo. En esa información se cita textualmente un párrafo del sumario transcrito por los agentes de la UCO en el que se constata: “Por lo anterior, a juicio policial, la persona o una de las personas a través de las cuales Koldo estaría intentando solucionar la reclamación de la Administración balear a Soluciones de Gestión podría ser Pombo”. Claro como un día de verano.

Pero hay más. En otra información publicada el 5 de abril –bajo el encabezamiento Koldo García (asesor de Ábalos) sobre los contratos bajo sospecha: “He quedado en Génova a las 10.15”–, los investigadores de la Guardia Civil escriben: “En concordancia con una llamada de Juan Carlos Cueto con Íñigo Rotaeche [dos de los empresarios investigados por las supuestas comisiones sometidos a pinchazos telefónicos], el bueno de Koldo “pudiera estar refiriéndose a la sede del Partido Popular”. ¿Qué pintaba la mano derecha de Ábalos quedando en la casa del enemigo, o sea del principal partido de la oposición? ¿De qué se habló allí? ¿Estaba al tanto Feijóo? Ahí tenemos otro misterioso fleco del caso del que merecería la pena tirar.

Pero, sin duda, la información más contundente que apunta a posibles contactos de Koldo García con las administraciones gobernadas por el PP, fue publicada en este periódico el mismo 5 de abril, en un artículo bajo el demoledor titular El caso Koldo también salpica a altos cargos del Partido Popular, donde se da cuenta de otra parte del atestado policial en el que se relata cómo el día 2 de diciembre de 2023 Juan Carlos Cueto “consiguió contactar con Koldo García, el cual le informó de que le acababan de llamar y que había quedado con Miguel Tellado”. Al parecer, el motivo de las preocupaciones del asesor de Ábalos y su grupo de comisionistas era la reclamación del Gobierno de Baleares, que había detectado irregularidades en la adjudicación de una importante partida de mascarillas higiénicas.

Según el sumario, Tellado “habría dicho que ya han hablado con la Administración de las Islas Baleares, siendo su contacto de la línea de Pablo Casado”. Además, Koldo García afirmó que “el recado está dado” y que se había solicitado la reunión a través de “Miguel” (se entiende que Miguel Tellado) y “Alberto” (aquí la Guardia Civil no especifica de quién se trata, aunque no hace falta ser Sherlock Holmes para atar cabos). En el trascurso de esta llamada telefónica, el asesor de Ábalos asegura que, al día siguiente, es decir el 3 de diciembre de 2023, se iba a tomar un café con “ellos (…) se entiende que con Miguel Tellado y Alberto”, los cuales le iban a decir “la fecha” en la que les recibirían (se deduce que a Cueto o a representantes legales de Soluciones de Gestión).

Tales indicios nos hacen pensar que Koldo García movía sus hilos a todos los niveles y que apuntaba no solo a la izquierda, sino también a la derecha, cuando buscaba la adjudicación de los contratos. Si el PP quisiera saber la verdad sobre todo este turbio affaire, llamaría a declarar también a los suyos a su polémica comisión de investigación senatorial. Pero, curiosamente, ningún nombre de Génova 13 aparece en su lista de 56 testigos a comparecer ante el Senado. Todos los citados son malvados socialistas contra los que se ha abierto la caza de brujas indiscriminada. Todos pertenecen a la corrupción del otro. Han llamado, entre otros, a Ábalos, Armengol, Santos Cerdán, Marlaska y Puente (no se han atrevido a citar a Pedro Sánchez y a su mujer, Begoña Gómez, porque era demasiado fuerte, incluso para ellos, lo cual ya es decir). Estamos, por tanto, ante una comisión fake, ante un montaje propagandístico más encaminado a ganar votos que a profundizar en los hechos y a poner medidas y soluciones para que un escándalo semejante, en plena pandemia, no vuelva a suceder.

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