jueves, 16mayo, 2024
16.3 C
Seville

Page busca convertirse en el Revilla manchego

Por su dureza a la hora de cargar contra el PSOE, el barón territorial parece querer romper con el partido para seguir en solitario con su propio proyecto populista

- Publicidad -

análisis

- Publicidad -

Page denuncia que el PSOE está en los extrarradios de la Constitución y el ministro Óscar Puente le devuelve la pelota alegando que es el presidente castellanomanchego quien anda por los extrarradios del PSOE. La gran familia socialista vuelve otra vez a la gresca.

En Ferraz siempre ha habido dos almas (y a veces hasta tres), así que esto no es nada nuevo. No se trata de dos corrientes enfrentadas a muerte (aunque por momentos pueda parecerlo), sino una especie de eterno pulso por controlar el ideario, el aparato, las riendas del poder. Renovadores contra guerristas, oficialistas frente a críticos, sanchistas versus susanistas. Siempre ha sido lo mismo. Y así van desde que Pablo Iglesias fundó el partido en 1879. No hará falta recordar las cruentas disputas ideológicas que los de Indalecio Prieto y Largo Caballero, el Lenin español, mantuvieron en la Segunda República y en los días previos a la Guerra Civil. Como una fiebre recurrente, las tensiones vuelven una y otra vez al socialismo español.

Hoy es Page el encargado de hacer las veces de portavoz del ala moderada, por llamarla de alguna manera, ya que más bien habría que hablar de sector conservador. En cuanto a Sánchez, qué podemos decir a estas alturas. Quien quiera ver en él a un socialista radical con tendencias revolucionarias o bolchevizantes se equivoca de todas todas. Es cierto que en su momento pactó con Podemos, pero lo hizo tapándose la nariz y solo por pura necesidad electoral, no por convencimiento de que el PSOE necesitaba volver a sus orígenes tras el fracaso del felipismo. Nunca hubo un giro real a la izquierda del PSOE, en todo caso hubo medidas puntuales algo más progresistas por puro influjo e influencia de los morados (hoy ese motorcillo lo ocupa la plataforma Sumar de Yolanda Díaz, aunque no es exactamente lo mismo).

El programa ideológico del partido jamás se ha movido un solo milímetro de donde lo dejó Felipe González y Sánchez siempre estuvo donde estuvo, en esa socialdemocracia edulcorada que con un mano da el chupito de la subvención al pobre mientras que con la otra calma a los mercados, a los magnates del Íbex 35, a la banca y a los poderes financieros en la sombra. Como killer de la política que es, como buen depredador en serie, Sánchez se mueve, más que por criterios ideológicos o convicciones, por puro instinto de supervivencia, por impulsos, por pragmatismo. Solo ese factor humano explica la arriesgada aventura de la amnistía en la que se ha metido. Obviamente, sus acuerdos con Puigdemont no obedecen a la sintonía del PSOE con el nacionalismo catalán de derechas supremacista y xenófobo, una conexión que no existió nunca. El socialismo, al menos históricamente (otra cosa es en lo que se convirtió después de la victoria de 1982), siempre fue internacionalista, integrador, luchador por la justicia social. Por el contrario, el catalanismo convergente se caracterizó por ser localista, excluyente, clasista en la defensa de los privilegios de la burguesía de Canaletas. Por tanto, ambos partidos están en las antípodas y cada vez que se ha firmado algún acuerdo ha sido un frío intercambio de poder a cambio de pesetes y transferencies. Pura transacción carnal. Prostitución política. Si Felipe pactó con Pujol en su momento fue porque era otro pragmático sin escrúpulos como este. Hoy Isidoro se pone muy exquisito y estupendo, pero en su día le dio el oro y el moro a la Sagrada Familia, o sea al clan de papá Jordi, mamá Ferrusola y el abuelo Florenci.

Con sus polémicas declaraciones de ayer sobre los “extrarradios” constitucionales del PSOE, Page da un paso más en su desafío personal contra Sánchez. Un reto con lucha de egos que, tal como decimos, no es ideológico, ya que ambos piensan bastante parecido en lo sustancial, en cuestiones económicas, sociales y de política internacional. ¿Qué es lo que los separa entonces? Fundamentalmente la cuestión catalana y la dichosa amnistía. Page se rasga las vestiduras porque el PSOE, a su juicio, está sopesando amnistiar terroristas, algo que no va a ocurrir, ya lo ha dicho, por activa y por pasiva, el propio presidente, Bolaños, Montero y todo el Consejo de Ministros. Al mantener ese bulo descabellado, el barón territorial parece más un político del PP que uno del PSOE, esa es la verdad. Y de ahí el profundo malestar de Moncloa. Comprarle el discurso y la estrategia al Partido Popular, dar pábulo al enésimo montaje pepero de forma malintencionada, es una deslealtad manifiesta. Y trasladar a la opinión pública española que Sánchez va a soltar a Txapote tras perdonárselo todo a Puigdemont es una infamia contra la que cualquier socialista debería revolverse con uñas y dientes. Ese está siendo el gran error de bulto de Page: darle oxígeno a una derecha ultra a la que la amnistía le importa un bledo porque está a otra cosa, mayormente a derribar el Gobierno como sea. No extraña que Feijóo se muestre encantado con el díscolo manchego, que por momentos hace mejor oposición contra Sánchez, y mucho más dura y recia, que él mismo.

La imagen de infiltrado o quintacolumnista de la derechona que está dando Page es un ejercicio altamente peligroso para cualquier militante, incluso para alguien con tanto poder como él. “Yo gano elecciones y es a lo que me dedico; a ver si tengo que pedir disculpas por eso”, presume el barón. Y es verdad, ganar gana, aunque en cualquier momento puede dejar de hacerlo. Por eso la Ejecutiva Federal no va a expedientarlo y mucho menos le va a enseñar la puerta de salida, como ya ocurrió con Leguina y Redondo Terreros, los tertulianos de cabecera de Ayuso. Echar al único triunfador de verdad que queda en la Casa del Pueblo no sería lógico ni racional. En realidad, lo que parece ir buscando Page es terminar como un mártir asaeteado por el jefe monclovita para tener la excusa perfecta, romper con el PSOE (lo cual sería un terremoto letal para todo el socialismo español) y quizá, quién sabe, formar su propio partido. En definitiva, convertirse en el Revilla manchego, que es lo que se lleva hoy. Un regionalista populachero y caciquil que pueda pactar con unos y con otros, más bien con unos, ya que el PP babea con ese proyecto. En Ferraz empiezan a verlo, no ya como un traidor a Sánchez, sino como un traidor al socialismo. Él sabrá lo que hace.

- Publicidad -
- Publicidad -

Relacionadas

- Publicidad -
- Publicidad -

2 COMENTARIOS

  1. Page es «antiSanchez» y no de ahora,sino desde hace añoss.Cuando el congreso,voto a Susana Diaz,otra derechista como el y declaro que si ganaba Sanchez la secretaria general el no se presentaria a las elecciones de Castilla la Mancha.Mentiroso encima, puesto que se ha presentado dos veces.
    Lo que Page tiene contra Sanchez no es solo a nivel politico,sino tambien personal.

DEJA UNA RESPUESTA

Comentario
Introduce tu nombre

- Publicidad -
- Publicidad -
- Publicidad -

últimos artículos

- Publicidad -
- Publicidad -

lo + leído

- Publicidad -

lo + leído